lunes, 28 de junio de 2010

Censura y desaparecidos version 2010

El 22 de junio pasado, en Radio Provincia fueron despedidos los periodistas Marcelo Chapay y Silvina Garrido. Les dijeron que no les iban a renovar el contrato por una supuesta "restructuración". Pero el hecho se produjo luego del enojo de los funcionarios que dirigen la Radio pública por una entrevista que estos dos periodistas le hicieron, el pasado sábado 18 al Ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal. En esa charla telefónica, le preguntaron al ministro por el caso de Luciano Arruga.



La pregunta molestó a Casal y a los directivos de la radio. "Le faltaron el respeto al ministro. Ustedes tienen que entender que en Radio Provincia, un ministro es un patrón de ustedes", gritó enojado Oscar Castañeda Alippi, una de las autoridades. Inmediatamente, prohibieron que en la página web de la emisora se subiera el audio de la entrevista y dejaron sin trabajo a estos dos periodistas.

Ahora bien ¿ Por qué molestó tanto esa pregunta? Porque la responsabilidad de la Policía Bonaerense en la desaparición de Luciano Arruga es ineludible. Aprovechamos este espacio, para solidarizarnos con los periodistas despedidos y para contar la historia de Luciano , que poca repercusión tuvo en los grandes medios.



Un nuevo desaparecido en democracia

Luciano tiene 17 años. El 31 de enero pasado salió de su casa del barrio 12 de octubre en Lomas del Mirador. Le dijo a su mamá que iba a visitar a un amigo. Desde ese momento no se sabe nada de él. La familia apunta al destacamento policial del barrio, porque un testigo que estuvo detenido el mismo día de la desaparición de Luciano dijo haberlo visto en la comisaría de la zona “con muchos golpes y muy mal. Lo golpearon hasta matarlo”.

Vanesa Arruga sostiene que su hermano era constantemente perseguido por la policía que “siempre lo paraba en la calle por portación de cara, lo maltrataban y agredían verbal y físicamente”. El hostigamiento era incesante: Luciano había estado detenido en septiembre del año pasado por averiguación de antecedentes, cuando su familia lo fue a buscar a la comisaría escucharon sus gritos mientras era golpeado salvajemente por la policía. Luego contó que le dijeron “ vos, negrito de mierda vas a terminar en un zanjón”. En otra oportunidad, cuenta Vanesa, la bonaerense le puso a Luciano una 9 milímetros en el pecho al grito de “negro quedate quieto porque si no te vuelo”.

Cuando la mamá de Luciano hizo la denuncia, un policía del destacamento de Lomas del Mirador tomó su testimonio. Ella firmó su declaración pero se olvidó de pedir una copia. Vanesa volvió a la comisaría para pedir el duplicado de la denuncia, y la policía había agregado cosas que la madre nunca dijo: que Luciano fumaba marihuana y tenía antecedentes por robo. Encima mientras se encontraba en el destacamento veía como un policía limpiaba todas las paredes del lugar, lo que la hace suponer “ que estaban limpiando la escena del crimen”.

La justicia poco ayudó a la familia de Luciano, quienes presentaron tres escritos ante la fiscalía para que se siga la pista policial teniendo en cuenta las reiteradas amenazas que había sufrido Arruga. La causa, en un principio a cargo de la Fiscal Roxana Castelli , estuvo parada durante 35 días. Castelli solo siguió pistas ridículas y declaraciones de nenes de 12 años tomadas ilegalmente por la policía, según cuenta una carta hecha por los familiares y amigos de Luciano. Debido a todas estas irregularidades, la Fiscal General decidió apartar de la causa a Castelli y puso a cargo a la Dra. Cejas, lo cual deja una esperanza de que avance la investigación.

El caso comenzó a conocerse gracias a la lucha incesante de los familiares y amigos de Luciano. Ellos junto a la comunidad perteneciente a la Universidad de Buenos Aires ( Vanesa Arruga es estudiante de la facultad de Ciencias Sociales y contó el caso de su hermano al Centro de Estudiantes) comenzaron una campaña por la aparición de Luciano: convocaron a marchas en Lomas del Mirador, participaron de la movilización por el 24 de marzo, hicieron un festival en el barrio 12 de octubre, Vanesa creo un blog www.lucianoarrugadesaparecido.blogspot.com y una dirección de mail donde se pueden aportar datos dondeestaluciano@gmail.com.

Con el correr del tiempo el caso se hizo más conocido. Pero los grandes medios aún le siguen dando la espalda, sobre todo la televisión, el medio con mayor masividad y cuyo accionar a la hora de difundir este tipo de casos es fundamental.

El año pasado se hizo una marcha en Lomas del Mirador organizada por la asociación “Vecinos en Alerta” ( de la que hablaremos luego). Allí los vecinos reclamaron justicia por el asesinato de Hernan Landolina, un vecino de la zona que era personal trainer del representante Guillermo Coppola, por lo que el caso tuvo bastante popularidad. A esa marcha se sumaron los familiares de Luciano quienes querían hacer público su reclamo, mientras algunos los aplaudieron otros les gritaron “fuera villeros” . En otra oportunidad hicieron un escrache al destacamento , las cámaras de Canal 26 y Telefé filmaron pero nunca reprodujeron las imágenes. La historia de gatillo fácil de un pibe humilde de un barrio pobre de provincia no vende, la de una familia pudiente que sufre por la muerte de un familiar en manos de la inseguridad, sí.



“ Vecinos en alerta”, pobres en la mira

La historia del destacamento policial donde se lo vio por última vez a Luciano es bastante singular, una investigación del diario Miradas al Sur lo prueba: La instalación de la comisaría fue un reclamo de la Asociación Vecinos en Alerta de Lomas del Mirador (Valomi) cuyo su líder es Gabriel Lombardo.

Según la investigación hecha por el diario Lombardo vive en la zona de clase media, frente al asentamiento donde nació y se crió Luciano. La mayoría del tiempo se lo dedica a la “lucha contra la inseguridad”, aunque en los últimos tiempos decidió incursionar en política, y forma parte del espacio conducido por Francisco De Narváez.

Cuando asesinaron al florista de Susana Gimenez, Lombardo fue el primero en llegar a la escena del crimen, casi al mismo tiempo que la policía. “Es que conocía al fallecido”, informaron las agencias de noticias, pero se había acercado al lugar “a reclamar que se envíen al barrio efectivos retirados de la policía”. Lo cierto es que una de las máximas preocupaciones de Lombardo es conseguir espacio en los medios. Cada vez que lo logra, suele repetir cosas como que “un chico de ocho años que se crió en la villa no es una criatura”, y que hay que acabar con ellos porque “son irrecuperables” para la sociedad.

Desde la inauguración del destacamento de Lomas del Mirador, cuando apareció en las fotos cortando la cinta junto al intendente de La Matanza , suele hablar de esa comisaría como una conquista personal. Tanto que, cuando la familia de Luciano habló de sus sospechas en algunos medios, él salió a contestarles. Si bien el menor no tiene antecedentes, Lombardo aseguró que se trata de un “delincuente con 20.000 causas”, y que seguro estaba “en Córdoba, con algún familiar”. Y dijo: “En ese caso no hay delito, porque está desaparecido”, frase que hizo recordar el pensamiento de Videla.

Limpiaron la escena del crimen, trucharon la causa, amenazaban constantemente a los pibes del barrio y ni siquiera se dignaron a entregar el cuerpo de Luciano. Ningún policía de la comisaría de Lomas del Mirador dio datos certeros sobre Arruga. Solo callan. Ellos y sus superiores, que en una actitud corporativista, prefieren ser cómplices de un crimen antes que confesar lo que saben . ES hora de que la Policía Bonaerense se haga cargo de lo que a Luciano le haya pasado, si no lo hace por convicción y por una cuestión ética, al menos que lo haga como una muestra de que se pretende un cambio dentro de la fuerza. Hoy hay otro desaparecido más en democracia.

Candela Martin, Daniela Ledesma

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